sábado, 31 de marzo de 2012

El lunes voy a pintar mi mundo de azul...

Todos los días son los días de algo. La triste realidad es que le faltan días al año para dar a conocer todos los problemas que hay en el mundo, aunque sea bisiesto.

Hay un día que quiero destacar aquí. El 2 de abril. Ese es el día destacado en el calendario por la ONU como el Día Mundial de Concienciación sobre el Autismo.


Hay mucha desinformación, hay muchos mitos, muchos malos usos de la palabra autista y el lunes es un día estupendo para acabar con todo eso, pintar el mundo de azul, poner un globo en el balcón, dar visibilidad al autismo y dar a conocer éste transtorno, que se hable de él... para informar, para informarnos. Por ejemplo aquí.

Mi amiga Rocío, de La tribu de los superpapás lo cuenta aquí mejor.

Nosotras ya tenemos todo preparado. Porque también queremos mucho a una persona con autismo :-)


No pierdas la oportunidad de hacer algo sencillo por un mundo mejor.

viernes, 23 de marzo de 2012

Canciones para Alejandra - A little love (Bryan Adams)

A las 11.50 de hoy Alejandra cumplía un año de vida y yo celebraba el primer aniversario del mayor subidón que he vivido jamás. Nos pilló en el columpio, subiendo y bajando y riendo cerrando los ojos y enseñando los dientes, con esa sonrisa tan suya.

Si digo todo lo que pienso hoy, me salen un montón de típicos tópicos sobre peques que crecen sin que nos demos cuenta y ponen patas arriba nuestras vidas. Pero es que es así...

Hemos pasado 12 meses, hemos dado la vuelta a las estaciones, a las fiestas, a los aniversarios, hemos vivido su primer día de cada, bisiesto incluído. Cerramos el círculo de su primer año de vida y sólo espero que su año haya sido tan bueno como el mío. El mejor. Y que dentro de un año volvamos a sentir que ha sido así.

Feliz cumpleaños, princesa.
Gracias por hacerme tan feliz.

Está claro que un poco de amor puede cambiarlo todo...




jueves, 15 de marzo de 2012

Crisis de la edad...

He leído mucho sobre las "rachas" y los "picos" y los "cambios" y también me han dicho mucho lo de "serán los dientes" o "será la tripa"... que yo siempre tengo a las "Señoras qué" de mi barrio dispuestas al diagnóstico. El caso es que Alejandra no habla, así que no lo tengo claro, pero ha tenido un par de semanas en las que estaba más ñoña, más inquieta, más llorona, a veces insoportable, que yo la quiero mucho pero no se aguantaba ni ella.

Soy de esas madres super suertudas que tienen una peque que se va a la cuna diciendo adiós con la mano y la tumbo, se tapa con su mantita y trece horas después se levanta toda feliz. Lo sé, me odiáis. Os chincháis. El caso es que éste par de semanas pensé que se me había acabado el chollo. Parecía que la cuna tuviera pinchos y ella se estiraba y ni el Padre Karras la hubiera logrado tumbar.

Además está el asunto de los miedos. De repente todos los ruidos tipo aspiradora, batidora, secador de pelo, la aterrorizaban. Hemos superado ya el de la batidora y el secador a base de que cuando lo voy a encender empezamos a hacer "brum brum" "buuuuuuuuuuu"... en plan Rubalcaba.

El problema es la aspiradora que sólo con verla ya le da un ataque y en mi casa, con dos gatos, es vital. Estábamos ya a punto de ponerle nombre a alguna de las pelusas así que hemos empezado una terapia a ver si lo supera. Hoy nos hemos sentado en la alfombra, entre pelusas, a ver cuentos sentadas junto a la aspiradora apagada. Y aunque la miraba con mala cara, al final no ha llorado ni nada. Y con la inestimable ayuda de la Abuela 2.0 que la entretenía un rato, yo mientras he logrado que mi casa dejara de parecer del lejano oeste con plantas rodaderas por el suelo y que la peque no montara un escándalo. A ver si poco a poco podemos volver a la normalidad.

Por lo pronto ya lleva durmiendo normal desde el fin de semana y los últimos dos días se vuelve a ir contenta a la cuna. Así que no tengo claro qué le pasaba, porque dientes sigue teniendo sólo los dos de abajo desde hace 4 meses. Si ha sido una crisis de la edad, por eso de que la semana que viene cumple aun año, me alegro de que la haya superado sin necesidad de teñirse de rubia o comprarse una moto, como hacemos los mayores.