La República Independiente del cuarto de Alejandra

Ahora entiendo eso que decían las vecinas a mi madre cuando volvíamos de vacaciones del estirón que habíamos dado. Va a ser verdad que en vacaciones uno crece... algunos a lo ancho, que las comidas de la abuela es lo que tienen, y otras a lo largo. Y es que cuando entramos en casa al volver del pueblo parecía que todas las cosas de Alejandra habían menguado.

Así que tuvimos que tomar algunas decisiones.

Lo primero fue dejar el capazo/silla auto definitivamente en el coche y pasarnos a la silla de paseo, así va más amplia y como ya no se pasa tanto tiempo dormida no importa si hay que sacarla de la silla para meterla en el coche al ir a algún sitio. Y ya le hemos encargado el saco para cuando llegue el frío en mundobebes.net.

También le han regalado sus tíos la trona. Ésta semana empezaremos a darle fruta y ya le gusta mucho estar sentada, así que la necesitábamos. Le elegimos la de Stokke porque ocupa muy poco y es crecedera. Y así se acostumbra a sentarse en la mesa, que las de bandeja no me gustan y me parecen muy aparatosas.

Y la decisión más importante de todas. Alejandra se ha pasado las vacaciones durmiendo en cuna grande, tanto en hotel como en el pueblo. Además ahora ya duerme del tirón toda la noche. Últimamente éramos nosotros los que la despertábamos a ella al irnos a dormir, con la luz o con el despertador. Éste era el momento de pasarla a la cuna grande, así que ya duerme en su habitación.

Reconozco que cuesta un poco despegarse de ella. Yo no colechaba, de hecho la minicuna estaba al lado del Papá 2.0, pero ahora echo de menos verla y oirla. Realmente me entra la duda de si lo del colecho es por el niño o por la madre que no se quiere despegar... aunque la veo durmiendo toda estirada más a gusto que nada y pienso que es lo mejor. Al fin y al cabo tampoco es que la hayamos mandado a vivir a un internado, ni siquiera al ala norte de la casa. Básicamente está al otro lado de la pared y la seguimos oyendo perfectamente.

¡Se me hace mayor! dentro de nada me pide que le avale una hipoteca... ¡ains!