miércoles, 4 de abril de 2012

Los valores de la tribu...

Me voy a poner seria. Ando preocupada.

El lunes, como prometimos, pintamos el día de azul para dar visibilidad al autismo. Un pequeño granito de arena, hablar del tema, tuitearlo, hablar en la radio, poner unos globos en la ventana...


Eso me hizo pensar en todos los padres de peques con autismo o con algún otro problema que viven su vida tratando de encontrar la normalidad y sacando tiempo para luchar sus batallas no un día, sino todos.

Y ando preocupada.

La mayor batalla que tiene que librar cualquier padre creo que es proteger a sus hijos, ayudarles a lograr su felicidad y educarles. Educarles no sólo para que sepan dónde está el Danubio o que "todos los verbos que terminan en -bir se escriben con b excepto hervir, servir y vivir", educarles en eso que parece que suena rancio que son los valores.

Quiero que mi peque crezca sabiendo valorar lo que tiene, que sea buena, que sea tolerante, solidaria, que sea honesta... Conozco a mucha gente que, por encima de todo, se preocupa por las notas que sacan sus hijos. Conozco a muchos de esos hijos que han sido educados en el "sobresaliente". Yo siempre he pensado que prefiero el notable o el bien si mi hija saca buenas notas en Inteligencia emocional y social... muchos no parecen saber lo que es.

Pero en realidad lo que me tiene con la cabeza reconcomida es qué pasa con la tribu. Cómo hacer que la tribu que rodee a mi hija, que también educan, sigan ese mismo camino. La lucha también es estar atenta a que si en su camino se cruza alguien que no tenga esos valores ella sea capaz de elegir el buen camino...

Al fin y al cabo lo mejor que podemos hacer todos los padres para cambiar el mundo es educar a las próximas generaciones para que se erradiquen la incomprensión y la intolerancia... entre tantas cosas.

Me gustaría pensar que no he descubierto la pólvora... que esto es algo que a todos nos preocupa y nos ocupa.

Mi peque tiene un año. Acabamos de empezar... ¿cómo lleváis vosotros a vuestras tribus?

8 comentarios:

  1. Esa es una preocupación muy muy normal. Y ¿qué hacer con la tribu?, pues nada, no puedes hacer nada. Habrá quien comulgue con tu forma de educar, y habrá quien no lo haga, y encima obre de una manera totalmente opuesta a lo que tu deseas.

    Pero te diré una cosa, tu peque sabrá bien diferenciar, se quedará con los valores que tu le inculques, no lo dudes.

    En ese mismo mar de dudas que tu estás ahora me vi yo hace un tiempo. Al final los niños nos dan auténticas lecciones de sabiduría.

    Un beso.

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  2. La tribu para mi es un ejemplo de la vida cuando mis hijas sean mayores: diversidad, todos son diferentes, incluso siendo familia, hay diferencias considerables de valores etc.

    Como dice Belén, no puedes hacer nada. Solo utilizar esa diferencia para educar en tolerancia y en ejemplo, aunque sea negativo.

    -Ya hija, ya sé que el tío mastica con la boca abierta, es que a él no lo enseñaron que hay que cerrarla ¿a que te molestaba el ruido? ¿ves, es lo que te dice siempre mamá?, que puede ser molesto. No, no puedes corregir a una persona mayor, cariño, tendrás que respetarlo y aguantarte...

    Es un ejemplo tonto, pero real...y hay tantos! pero que nos sirve para usarlos para su propia educación.

    En todo caso suelen ser excepciones, lo malo es cuando tenemos que compartir mucho tiempo con co-educadores como los abuelos. Eso ya exige otras cosas...

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  3. Como dice el maestro, José Antonio Marina: “Para educar un niño, hace falta a la tribu entera”. Enhorabuena por tu post, Mamá 2.0, te seguimos y recomendamos.

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  4. Ay, la tribu…
    Supongo que es verdad, la tribu es una muestra de la sociedad, con toda su diversidad.
    Hay elementos que comen con la boca abierta, hay quien hace bromas menospreciando a los demás y hay quien da buenos ejemplos… el reto es enseñar a la peque a diferenciar de quién aprender…
    Eso a montarme un “The Village”, pero no me llega el presupuesto :-)

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  5. Yo la llevo fatal. Casi todo son encontronazos con el método de educar. Yo asumo que cada uno tiene sus ideas y cuando está con otra persona dejo que la otra persona sea ella misma y desarrolle sus propios métodos, pero exijo la misma comprensión para conmigo. Ahí es donde choco contra un muro. Normalmente el resto del mundo que me rodea critica ferozmente mis actuaciones e intentan imponer su opinión. No se dan cuenta de que yo cojo lo que se adapta a mi forma de pensar y desecho lo que no. Es imposible que acabe pensando exactamente como ellos, porque ni siquiera entre ellos piensan de forma uniforme. Una locura. Así que he dejado bien clarito a mis hijos que la que manda es mamá y luego va el resto del mundo.

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  6. Entiendo lo que dices, la verdad es que la mayor pretensión que yo tengo para mis hijos es que tengan salud, un modo de vida para que se puedan sustentar económicamente (el oficio en concreto no me importa) y sobre todo que sean felices y todo eso está plenamente incluido en la Inteligencia Emocional como tú muy bien dices. Me importa poco si son catedráticos o tienen una "superprofesión", al fin y al cabo el juzgar a las personas por eso o sus notas académicas no es mejor que el juzgarlas por la ropa que llevan o el coche que tienen, es otro tipo de materialismo.

    Pero también entra en la inteligencia emocional la tolerancia a la frustración de que no se podrá "cambiar el mundo para que se erradique la incomprensión y la intolerancia", el mundo es injusto e imperfecto por naturaleza, cuando uno acepta eso, que no resigna, es todo mucho más fácil.

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  7. Como siempre hablo de prestado, más que nada como observadora de quienes sí tiene hijos y, por manido que resulte el argumento, creo que con ejemplo y coherencia.

    Si le enseñas a que conviva, trate, quiera, juegue y respete a uno de esos niños que los demás llaman
    "diferentes" , si ve que tú también lo haces, cuando algún "indio/a" descarriado haga un comentario para estrangularlo/a, notará la mentira y la incoherencia entre la burrada que está oyendo y lo que ella ha vivido.
    Que no es fácil, debe ser un trabajazo tremendo para padres y madres enseñarles a andar por un mundo con tanto apache desatado suelto.

    Mamen

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  8. Aquí sigo, de madrugada dándole vueltas.
    La frustración creo que es una cosa muy buena, por cierto. Que conozcan que no se puede tener todo. Que sepan que no todo es rosa. Que no siempre se gana. Creo que so es algo muy importante que tienen que aprender los peques... Ya no es sólo cuestión de estilos de educación, es más básico aún...

    Me acordaba antes al leer a Mamen de una madre estupenda de un peque que un día me contaba que su hijo había visto a una señora mayor con unos kilos de más y había dicho un comentario tipo "qué asco de gorda". Ella no sabía cómo su hijo había podido decir aquello... De dónde lo había sacado. ¿Algún otro niño? ¿La televisión? Porque de sus padres no venía ese tipo de comentarios insultantes... Por supuesto hablaron con él para hacerle ver que eso no sólo no se decía sino que tampoco estaba bien pensarlo... Que hay altos y bajos y delgados y rubios y gordos y morenos...

    Pues tiene que ser duro educar a tu hijo en el respeto por los demás y que te llegue un pariente y haga un chiste desagradable sobre la condición de otro delante de tu hijo.. Pienso que lo importante es estar atento y rápido a la hora de reconducir al peque, que ya puede quien sea hacer las bromas que quiera, pero están mal. Muy mal... Y a lo mejor alguien debió enseñárselo mejor al pariente cuando era pequeño...

    Sí que hay mucho bocazas suelto...

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